-Oye… oye… ¿por qué no me haces caso?- dice el hada.
-Sí te hago caso, te estoy escuchando -dice el chaval.
-No, no lo estás haciendo, me has dejado aquí -replica el hada.
-Eso no es cierto, tú eres quien se ha quedado ahí, yo he seguido caminando.
El hada pone una expresión de malestar.
-Pero… pero… no puede ser, yo soy tu hada, quien te hace sentir la magia, no puedes dejarme aquí.
-No te estoy dejando en ningún sitio, simplemente he seguido caminando, no es lo mismo, pues para dejarte en algún sitio deberíamos haber venido juntos de algún lugar y, hasta ahora, sólo revoloteabas a mí alrededor.
-Porque quería revolotear contigo, soy tu hada.
-Pero tienes que admitir que ya no necesito de tus polvos mágicos para sentir la magia.
-No puedes hacer eso… no puedes, me enfadaré.
-Eres libre de hacerlo, pero tú te quedarás ahí y yo seguiré caminando.
-No… no te vayas… soy tu hada, yo te quiero.
El chaval se detiene y se gira:
-No, no es así, las hadas sois caprichosas… y debes admitir de una vez que, al final, Peter se queda con Wendy.
El chaval se marcha, Wendy le espera…
Sabemos todos que no sólo las hadas son portadoras de magia… Hábil elección, cambiar algo ilusorio por algo real, aunque imperfecto, ya sabes.
Y, en fin, querido Peter, aunque Wendy no es precisamente de mis personajes favoritos (mucho machismo concentrado en un personaje de importancia relativa…), me quedo con la idea, con el símil, más que con el sentido original de Wendy y Peter… Además, es mi carácter el que más se asemeja a Peter… lo del espíritu de aventura, y todo eso.
Me alegra que hayas actualizado, sigue así y lo mismo tienes premio al final del camino… juasjuas!!
Nos vemos pronto, querido Peter.