El escritor William Golding afirmó en sus dos novelas Los Herederos y El Señor de las Moscas que el ser humano es cruel por naturaleza desde el principio de la misma especie. Cualquiera podría decir que exageraba, pero un servidor no está del todo seguro.
Una escena de la cual he sido testigo esta mañana no hace más que reforzar la teoría de Golding. Esta escena era un pobre pajarillo, un periquito que había escapado de alguna jaula, en las ramas de un árbol que hay enfrente de mi casa. Desde la calle, un grupo de personas -que viven enfrente del árbol, si se estiran con un palo en la mano pueden alcanzarlo- lo observaban y deseaban hacerse con él, querían cogerlo… y no se les ha ocurrido una mejor manera de hacerlo que lanzándole piedras al pajarillo. No eran piedrecitas y no las tiraban cerca para asustarlo, se las tiraban a él con la absurda convicción de que, si le daban, bajaría al suelo y se lo podrían llevar, sin pensar que un pájaro es un ánimal frágil y que, cualquiera de esas piedras, si le daban, lo matarían.
La escena ha durado varios minutos, con el grupo de personas lanzando piedras grandes y pequeñas y el pobre animalillo observándolas con curiosidad al pasar junto a él y, en ocasiones, asomándose a mirar de dónde venía, pero en ningún momento se ha ido del árbol. Yo estaba deseando, gritándole en silencio, que se fuera, que esa gente lo iba a matar, pero él seguía ahí… hasta que uno de ellos ha cogido del suelo una rama grande, todos se han apartado, sabiendo que, si esa rama les caía, les haría daño… el hombre ha lanzado la rama… y el pajarillo ha caído como una piedra hasta estrellarse contra el suelo. Todos se han regodeado de su hazaña y ha habido risas mientras la que quería llevarse al pajarillo lo cogía del suelo diciendo triunfante que aún seguía vivo…
Ellos se olvidarán de su insensato ornitocidio, seguirán con sus vidas y volverán a cometer actos crueles y estúpidos, pero el que esto escribe no puede olvidar a ese pajarillo, de cuerpo color amarillo y con la cabeza y el cuello anaranjados, de mirada curiosa y demasiado inocente para sospechar que esas cosas que pasaban a su alrededor iban dirigidas a él para matarlo.
Cada vez más, el que esto escribe tiene la convicción de que nadie nos llorará cuando hayamos desaparecido como especie. Somos crueles y estúpidos… y William Golding tenía razón.
Ya sabes lo de «sólo dos cosas son infinitas, el universo y la estupidez humana… y no estoy seguro de lo primero». Qué de acuerdo que estoy con esa cita…
Hoy me ha tocado cabrearme por leer un foro en que se dedicaban a insultar a las hijas de Zapatero, y aún se regodeaban en su derecho a hacerlo. Se es cruel, y orgulloso de serlo, encima.
Saludos!
Ya sabes que hace poco escribí un texto similar en mi propio blog… en mi caso era sólo una señora, y los animales a maltratar, y matar, simples hormigas… pero me impactó igualmente. Me asombra la crueldad humana, los límites a los que somos capaces de llegar con tal de hacer daño. Somos dañinos, hirientes y destructivos. En este ambiente degenerativa, la autodestrucción me parece casi la mejor opción.
Hoy leía en el periódico que una mujer que sufrió maltrato, reclamaba su derecho a vivir con su agresor. Después de una denuncia por agresión, la ley impone, por defecto, una orden de alejamiento, pero ella quería seguir viviendo con él… con una persona que intentó matarla.
Somos un cáncer, como especie. Nos creemos superiores con nuestra tecnología y nos reímos de los pobres indígenas de la selva profunda, que visten taparrabos, viven en armonía con su entorno, y carecen de casas con calefacción, iPods, ordenadores portátiles, coches último modelo… Mientras nosotros, nos apilamos como Legos, queriendo que las cosas sean siempre a nuestra manera…
Damos verdadero asco. Tu experiencia de hoy (que no te envidio en absoluto, créeme…) es una prueba más de ello. Nos creemos superiores, pero cuando nos pasa algo malo, protestamos a la primera de cambio, decimos cosas como «no hay derecho» y similar.
Cada vez creo menos en el futuro de la especie humana. Niños criados delante de la tele, con todos los caprichitos que se les antojen… eso no es educar. Padres que no educan, profesores que no pueden ni levantar la voz porque les denuncian… Estamos llegando a un extremo grotesco… y, según las encuestas, si se celebraran ahora mismo unas elecciones, saldría elegido el PP. Un partido que no sabe hacer más oposición que echarle toda la culpa al PSOE, y que actualmente se está destapando una tremenda trama de corrupción en la que lleva metido el partido en general unos cuantos años… No me meto en el tema de la política… pero no veo normal que en mitad de una crisis la gente, hipotéticamente, se pusiera a votar a un partido que se SABE que es corrupto. Puede que todos los sean… pero es que de este se sabe sin ninguna duda.
Desvaríos varios aparte… el mundo da verdadero asco. Y me preguntas porqué no tengo ganas de escribir o porqué estoy como estoy últimamente. Hay pocos motivos por los que sonreír en una sociedad como la nuestra.
Creo que mi comentario es más largo que tu entrada…
El hombre es un lobo para el hombre, que decía el sabio. Y yo añado: y para las demás especies también. La humanidad, como especie, ha caído tan bajo que no merecemos ni respirar el aire que hemos enturbiado. La aniquilación quizás sea la única opción, porque de verdad creo que si nos dieran una segunda oportunidad volveríamos a cometer los mismos errores.
Me parece absurdo atacarnos entre nosotros por culpa de credos, colores de piel o por supuestas miradas cargadas de odio. Todo el mundo cree tener razón, su propia razón, y encima se cree con derecho a imponerla a los demás seres vivos, humanos o no.
En el caso del pajarillo, estos seres ¿humanos? creían tener la razón al opinar que la vida del ave estaba enteramente a su disposición. Me pregunto qué habrían dicho si se lo hubieran cargado: ohh, no, se ha muerto… Y lo tirarían sin miramientos y seguirían su camino, a ver si encontraban otro animal al que maltratar.
En fin, poca solución tiene esto.
Molaría que actualizaras y tal…